I should have told you so many things... I should've at least, told you that I needed you, that I needed you close, so every 3 o'clock in the morning, I would be sleeping, and not wondering where could you be, or worse, with who. I should have told you that you make me happy (or you used to), I should have said that even now, when we don't even really talk, you make me feel different, somehow you make me feel special, and when I'm with you, there's no place I rather be.
I know is late, (it's too late) but I never meant to hurt you, I never wanted you to feel like you weren't important to me, because, you are... you really are. I know it's late but please, please, come back with me, whisper in my ears whatever you want, because it would always make my heart melt. Please, forgive me, because I am so sorry. Please be back. Please. I love you.
Días lluviosos.
sábado, 23 de enero de 2016
sábado, 16 de enero de 2016
F
Sin esperarlo en absoluto, como un torbellino, una tormenta en verano, o una canción de amor en el momento menos preciso; apareciste.
Y ahí estabas, con esa sonrisa de lado, suplicándome que confiara en ti, y yo de pie en frente tuya, sin poder sostenerte la mirada ni un solo segundo más, "¿Confías en mi?" volviste a repetir, y sin darme cuenta asentí, sin quererlo, estaba aceptando las llamadas a deshora, los guiños de ojos entre la gente, los susurros a escondidas. Estaba aceptando el placer de volar contigo, lejos, muy lejos...
Solo quería darte las gracias, decirte que los "confía en mi" al oído suenan mejor, que solo con tocarme, haces que sienta escalofríos hasta en los dedos de los pies.
Ahora puedo decir con seguridad, que hay personas que enganchan, de forma imparable, besos que se añoran a los pocos segundos de ser recibidos, voces que se extrañan más de lo debido, y miradas, que aunque nadie lo sepa, gritan a los cuatro vientos sentimientos desconocidos.
Puedo también, decir con seguridad, que cada noche, a 500 kilómetros de distancia, sigo pensando en ti, en tu mirada, en tu boca a milímetros de la mía, sonriendo, diciendo que hacía mucho tiempo que deseabas ese momento con todas tus fuerzas. Recuerdo las noches juntos, y que nunca en mi vida hubiera pensado en que tu y yo estaríamos en esta situación.
No puedo decir que te quiero, pero he descubierto, que eres algo más que imprescindible.
Y ahí estabas, con esa sonrisa de lado, suplicándome que confiara en ti, y yo de pie en frente tuya, sin poder sostenerte la mirada ni un solo segundo más, "¿Confías en mi?" volviste a repetir, y sin darme cuenta asentí, sin quererlo, estaba aceptando las llamadas a deshora, los guiños de ojos entre la gente, los susurros a escondidas. Estaba aceptando el placer de volar contigo, lejos, muy lejos...
Solo quería darte las gracias, decirte que los "confía en mi" al oído suenan mejor, que solo con tocarme, haces que sienta escalofríos hasta en los dedos de los pies.
Ahora puedo decir con seguridad, que hay personas que enganchan, de forma imparable, besos que se añoran a los pocos segundos de ser recibidos, voces que se extrañan más de lo debido, y miradas, que aunque nadie lo sepa, gritan a los cuatro vientos sentimientos desconocidos.
Puedo también, decir con seguridad, que cada noche, a 500 kilómetros de distancia, sigo pensando en ti, en tu mirada, en tu boca a milímetros de la mía, sonriendo, diciendo que hacía mucho tiempo que deseabas ese momento con todas tus fuerzas. Recuerdo las noches juntos, y que nunca en mi vida hubiera pensado en que tu y yo estaríamos en esta situación.
No puedo decir que te quiero, pero he descubierto, que eres algo más que imprescindible.
sábado, 2 de mayo de 2015
<- BACK
Dicen que el pasado siempre acaba regresando, aunque yo nunca lo creí del todo. Bueno, lo de "nunca" es relativo, porque cuando vi tu cara, lo primero que pensé fue en tirarme a tus brazos. Y como si hablásemos de veces que respiramos, las puestas al día iban pasando sin darnos cuenta, los pitillos entre horas y demás, y en lo único que podía pensar, era en que había retrocedido cuatro años en mi vida, y sinceramente, me vi tan colgada en tu sonrisa como la primera vez que la vi.
Pero por alguna extraña razón, después de tanto tiempo, terminan en tu memoria los buenos recuerdos, nada de lágrimas, ni dolor, y todo esto lo piesnas mientras ambos reís recordando cómo os conocisteis, o incluso de cuánto os queríais y lo poco que lo supisteis aprovechar, lo rápido que pasa el tiempo y al mismo tiempo lo poco que parece que habéis cambiado.
Entonces el pasado vuelve, y se agradecen los besos y abrazos del pasado, de quien realmente te conoce hasta el último milímetro. Y es ahí cuando agradeces al destino, o lo que quiera que sea que ha hecho que os encontraseis, por traerte un poco de felicidad después de tantas malas rachas.
Pero por alguna extraña razón, después de tanto tiempo, terminan en tu memoria los buenos recuerdos, nada de lágrimas, ni dolor, y todo esto lo piesnas mientras ambos reís recordando cómo os conocisteis, o incluso de cuánto os queríais y lo poco que lo supisteis aprovechar, lo rápido que pasa el tiempo y al mismo tiempo lo poco que parece que habéis cambiado.
Entonces el pasado vuelve, y se agradecen los besos y abrazos del pasado, de quien realmente te conoce hasta el último milímetro. Y es ahí cuando agradeces al destino, o lo que quiera que sea que ha hecho que os encontraseis, por traerte un poco de felicidad después de tantas malas rachas.
miércoles, 1 de abril de 2015
Bad habits.
Me hiciste prometer que dejaría el mal vicio de fumar, y lo hice mientras seguiste a mi lado, pero poco tardaste en marcharte, sin decir ni una mísera palabra.
Fue entonces cuando te vi juntando los labios con aquella chica, abrazándola, y susurrándole cosas al oído, no pude evitarlo, en cuanto me di cuenta el pitillo estaba de nuevo en mi boca, porque al parecer tu ya no estabas en ella, y el humo se deslizaba y esfumaba en el aire. Las lágrimas caían una y otra vez, de forma desenfrenada, pero, lo peor, no fue eso, fue darme cuenta, que mi mal vicio, no era el tabaco, eras tú, porque quizás el tabaco me destrozara los pulmones, y el alcohol el hígado, pero tú me destrozaste el corazón, por milésima vez.
Y sí, puede ser que yo rompiera mi promesa de dejar el tabaco, pero tú rompiste la tuya, esa de que no habría nada que nos separara, y míranos ahora, yo comprando una cajetilla de Lucky Strike, y tu con ella y sin mi.
Las cosas no cambian, porque nosotros no cambiamos, y mientras yo siga loca por tu desorden, tu desorden seguirá sin aceptarme a mi.
Lo duro es que, sin quererlo, rompo todo lo que toco, palo tras palo, y así.. Pasar de un extremo al otro en apenas un día pero como se suele decir "No se deja de querer a alguien de la noche a la mañana, si pasa es porque no se quiere de verdad". Aunque después de cuatro años, de idas y venidas, de secretos, de problemas y mas problemas, brindis, risas, paseos, cigarros en portales, y charlas nocturnas, pensé que sí que me querías, de verdad que lo pensé, supongo que soy ilusa, ingenua e irracional al pensar que nunca te irías.
Solo puedo pensar que para qué me serviría quedarme, cuando eres tú el que siempre sale "ganando" si se puede decir de alguna forma, y yo hundida, como el Titanic, que en su primer viaje, terminó sepultado por millones de litros de agua.
Fue entonces cuando te vi juntando los labios con aquella chica, abrazándola, y susurrándole cosas al oído, no pude evitarlo, en cuanto me di cuenta el pitillo estaba de nuevo en mi boca, porque al parecer tu ya no estabas en ella, y el humo se deslizaba y esfumaba en el aire. Las lágrimas caían una y otra vez, de forma desenfrenada, pero, lo peor, no fue eso, fue darme cuenta, que mi mal vicio, no era el tabaco, eras tú, porque quizás el tabaco me destrozara los pulmones, y el alcohol el hígado, pero tú me destrozaste el corazón, por milésima vez.
Y sí, puede ser que yo rompiera mi promesa de dejar el tabaco, pero tú rompiste la tuya, esa de que no habría nada que nos separara, y míranos ahora, yo comprando una cajetilla de Lucky Strike, y tu con ella y sin mi.
Las cosas no cambian, porque nosotros no cambiamos, y mientras yo siga loca por tu desorden, tu desorden seguirá sin aceptarme a mi.
Lo duro es que, sin quererlo, rompo todo lo que toco, palo tras palo, y así.. Pasar de un extremo al otro en apenas un día pero como se suele decir "No se deja de querer a alguien de la noche a la mañana, si pasa es porque no se quiere de verdad". Aunque después de cuatro años, de idas y venidas, de secretos, de problemas y mas problemas, brindis, risas, paseos, cigarros en portales, y charlas nocturnas, pensé que sí que me querías, de verdad que lo pensé, supongo que soy ilusa, ingenua e irracional al pensar que nunca te irías.
Solo puedo pensar que para qué me serviría quedarme, cuando eres tú el que siempre sale "ganando" si se puede decir de alguna forma, y yo hundida, como el Titanic, que en su primer viaje, terminó sepultado por millones de litros de agua.
sábado, 13 de diciembre de 2014
Oposite
Últimamente, creo que sobran las palabras, cuando una mirada, o un gesto, o más que nada, una acción, pueden decir más de lo que te puedes imaginar, sin que un mísero sonido salga de tu boca. Más que nada pienso esto, porque de la voz surgen mentiras, engaños, ilusiones y esperanzas, que más a delante te llevan de cabeza a un profundo pozo sin salida.
Últimamente, me siento en un punto en el que nada funciona como debería, pero que de vez en cuando trae alegrías inimaginables, un momento de mi vida en el que no tomo las decisiones con miedo a las consecuencias, sin pensar en que terminaré dándome de morros contra el muro, como tantísimas veces. He llegado a un punto en el que yo no soy yo sin ti, por eso, necesito que estés, aunque sea para odiarte a muerte, para gritarnos y discutir, porque aún así, seguiría siendo yo. Ha llegado el momento de decir que yo ya no sé si te quiero o te odio, de que buscar respuestas no vale realmente la pena, porque nadie se molesta en contestar, y, a veces, la desesperación de no tenerte, se junta con la esperanza de que algún día volverás, y paso de tener el mundo en las manos, a que éste mismo me aplaste.
Últimamente, me siento en un punto en el que nada funciona como debería, pero que de vez en cuando trae alegrías inimaginables, un momento de mi vida en el que no tomo las decisiones con miedo a las consecuencias, sin pensar en que terminaré dándome de morros contra el muro, como tantísimas veces. He llegado a un punto en el que yo no soy yo sin ti, por eso, necesito que estés, aunque sea para odiarte a muerte, para gritarnos y discutir, porque aún así, seguiría siendo yo. Ha llegado el momento de decir que yo ya no sé si te quiero o te odio, de que buscar respuestas no vale realmente la pena, porque nadie se molesta en contestar, y, a veces, la desesperación de no tenerte, se junta con la esperanza de que algún día volverás, y paso de tener el mundo en las manos, a que éste mismo me aplaste.
miércoles, 8 de octubre de 2014
'A las canciones tristes'
Si existe una salida a todo esto quiero encontrarla pronto, echo de menos eso de volver a reir, sin que hagan falta vicios para ello, y a vicios me refiero a sus cosquillas y de más. Que se acaben por fin esos "estás bien?" continuos, y el sonreír y decir "Sí, claro, todo bien". De veras, que echar de menos es jodido, es que cada milímetro de cualquier cosa insignificante de este mundo te recuerde a él, y como dice Leiva, "el universo es para mi un feo, lugar para olvidarte". Y ese cenicero lleno de colillas, que intentaban darme un respiro, o quitarme el aire, como hacías tú, con las que intento engancharme a algo que no sean tus besos.
Y el cigarro se consume, y la musica de fondo continúa sonando, y tú.. tú como siempre, sigues tumbada en la cama, viendo pasar el humo hacia arriba, sin prisa, sin parar, pensando una y mil veces más en cómo se puede echar de menos algo que nunca tuviste, y aunque no lo tuvieras siempre fue algo, siempre era confianza, besos, noches, y más noches, siempre fue esa fe de pensar que la próxima vez sería distinto, siempre era distinto con él, pero siempre acababa igual, y pasarían algunos meses hasta que volviese a empezar, y te gustaría encontrar a alguien a quien decirle, sácame de esta espiral, que tiene destinado el desastre, pero no hay nadie, cada uno está inmerso en su mundo, mirando al suelo, sin hacer mísero caso a lo que hay al rededor, a las lágrimas que caen sin querer, a las canciones tristes, a los pitillos entre clases.
Y el cigarro se consume, y la musica de fondo continúa sonando, y tú.. tú como siempre, sigues tumbada en la cama, viendo pasar el humo hacia arriba, sin prisa, sin parar, pensando una y mil veces más en cómo se puede echar de menos algo que nunca tuviste, y aunque no lo tuvieras siempre fue algo, siempre era confianza, besos, noches, y más noches, siempre fue esa fe de pensar que la próxima vez sería distinto, siempre era distinto con él, pero siempre acababa igual, y pasarían algunos meses hasta que volviese a empezar, y te gustaría encontrar a alguien a quien decirle, sácame de esta espiral, que tiene destinado el desastre, pero no hay nadie, cada uno está inmerso en su mundo, mirando al suelo, sin hacer mísero caso a lo que hay al rededor, a las lágrimas que caen sin querer, a las canciones tristes, a los pitillos entre clases.
jueves, 21 de agosto de 2014
JR
Le vi dormir en el lado izquierdo de esta cama, y hacer historia en esta misma, le vi reparar un corazón roto con una mirada, vi como estrechaba lazos con besos y caricias, le vi acompañarme a cada paso y en cada desafío, agarrando fuerte mi mano, yo misma vi como hacia que el más triste de los días se llenase de luz, vi también, como tocaba pianos en mis piernas, y como sonreía cuando me hacía enfadar. Le conocía hasta límites insospechables. Dicen que febrero es triste, pero yo vi como lo descolocó todo, e hizo que saliese el sol todos los días, él convirtió el mes más triste en el principio de algo grande y a la vez efímero.
Yo tampoco creía en la magia hasta que le vi, desprendiéndola, irradiándola, destrozando con un gesto, cualquier rutina impuesta. Y así se fue, y dejó abril con una sonrisa forzada y el corazón hecho trizas. Fue ahí cuando empezaron a pasar las horas, y los días, mirando al infinito, con la capacidad de concentración de un niño de cinco años, y el subconsciente proyectando recuerdos cortos y concisos, y las lágrimas de nuevo recorriendo ese camino que conocían de memoria. Dicen que los pedazos de un corazón roto se pueden arreglar -tú lo hiciste- pero cuando está hecho cenizas, la misma tarea se vuelve improbable, por no decir imposible.
Yo tampoco creía en la magia hasta que le vi, desprendiéndola, irradiándola, destrozando con un gesto, cualquier rutina impuesta. Y así se fue, y dejó abril con una sonrisa forzada y el corazón hecho trizas. Fue ahí cuando empezaron a pasar las horas, y los días, mirando al infinito, con la capacidad de concentración de un niño de cinco años, y el subconsciente proyectando recuerdos cortos y concisos, y las lágrimas de nuevo recorriendo ese camino que conocían de memoria. Dicen que los pedazos de un corazón roto se pueden arreglar -tú lo hiciste- pero cuando está hecho cenizas, la misma tarea se vuelve improbable, por no decir imposible.
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)