sábado, 2 de mayo de 2015

<- BACK

Dicen que el pasado siempre acaba regresando, aunque yo nunca lo creí del todo. Bueno, lo de "nunca" es relativo, porque cuando vi tu cara, lo primero que pensé fue en tirarme a tus brazos. Y como si hablásemos de veces que respiramos, las puestas al día iban pasando sin darnos cuenta, los pitillos entre horas y demás, y en lo único que podía pensar, era en que había retrocedido cuatro años en mi vida, y sinceramente, me vi tan colgada en tu sonrisa como la primera vez que la vi.

Pero por alguna extraña razón, después de tanto tiempo, terminan en tu memoria los buenos recuerdos, nada de lágrimas, ni dolor, y todo esto lo piesnas mientras ambos reís recordando cómo os conocisteis, o incluso de cuánto os queríais y lo poco que lo supisteis aprovechar, lo rápido que pasa el tiempo y al mismo tiempo lo poco que parece que habéis cambiado.

 Entonces el pasado vuelve, y se agradecen los besos y abrazos del pasado, de quien realmente te conoce hasta el último milímetro. Y es ahí cuando agradeces al destino, o lo que quiera que sea que ha hecho que os encontraseis, por traerte un poco de felicidad después de tantas malas rachas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario