He recordado el día de nuestro aniversario, como lo recuerdo cada dieciocho de agosto.
Siempre es ese día, en el que no quiero salir de casa, y que parece que todo el mundo me molesta un poco más de lo normal, parece que hasta el tiempo se ha puesto de acuerdo con mis sentimientos y ha decidido nublar el cielo y que el viento sople descontroladamente -Siempre me acuerdo como te encantaba sentarte en la ventana, con un café caliente en la mano y una manta, para mirar como llovía-.
Como cada dieciocho de agosto, salgo a la calle, sin ganas, solo para recordar los lugares por los que caminábamos, y si hay suerte, recordar momentos, y palabras, y besos.
Entonces pienso que nunca podré olvidarte, que ya van tres años pasados por agua, y yo sigo aquí, andando, por el paseo de la playa donde nos dimos nuestro primer beso, sigo caminando sin rumbo, recordando hasta la más tímida mirada. Es ahí cuando ya no puedo contener más las lágrimas -si lo piensas, con la lluvia tus lágrimas parecen más pequeñas, o eso solías decir- Maldigo ese día, en el que saliste para siempre de mi vida.
Maldigo el último beso, y el último te quiero. También maldigo ese coche tuyo, siempre dije que no me gustaba mucho, que algún día te jugaría una mala pasada, y ojalá estuvieras todavía aquí para poder decirte que te lo dije. Por desgracia ya no estás.
He ido a comprar unos lirios, siempre he sabido que te encanta esa flor, he comprado un ramo e inmediatamente fui al cementerio, como todos los años me pasé horas hablando a tu tumba, con lágrimas en los ojos, contándote lo que me había pasado desde la última vez que vine a verte, con la esperanza de aún pudieras escucharme, sé que no, pero la esperanza nunca se pierde.
Y aquí estoy, escribiendo una carta, como cada dieciocho de agosto, como cada diecinueve de diciembre-Sabes que nunca se me han dado bien las fechas, pero tu cumpleaños nunca se me olvidó-. Espero que de alguna forma pudieras leerla, desde allí arriba, pero supongo que no puedes.
Recuerdas que te dije un millón y una de veces que te querría por siempre, pasara lo que pasara?, era verdad, siempre vas a ser esa persona especial para mi, nunca te olvidaré, pasen cinco, diez, o diez mil años. Te amo, te amé, como nunca amé a nadie. Como nunca conseguiré amar.
Guardaré, como siempre, esta carta en el cajón de arriba de tu mesilla de noche, en el lado derecho de nuestra cama, sé que guardabas ahí todas las cartas que te mandaba, aunque nunca quisieras decírmelo. Ya tienes muchas cartas más de las que tenías antes del accidente, algún día podrías bajar del cielo solo para leerlas. Algún día podrías bajar, y quedarte conmigo para siempre.
Te amo.